Casi desde el primer día que me senté a en una oficina sabía que esa forma de trabajar tan jerárquica y poco natural no era para mí. Me sentía encorsetada por no poder desplegar todo mi potencial y energéticamente eso me mataba.

Así que me fui.

Cuando empecé a trabajar con mi marca pensé que sería fácil. Siempre había estado trabajando en el lado digital de las empresas cuando se montaban equipos.

Tenía experiencia en grandes marcas. Mi trabajo se había centrado en redes sociales y email marketing, incluso hacíamos publicidad.

Empecé a aplicar lo que había hecho hasta ese momento: estrategias a nivel corporativo.

¿Cuál fue mi sorpresa? Crear mi marca en digital iba muy lento, nadie respondía y las ventas no llegaban.

Me di cuenta que …

X No contaba con equipo ni un gran presupuesto para invertir.

X Mi tiempo era limitado.

X No me podía permitir el lujo de tener un perfil bonito en redes sociales simplemente por presencia.

X Todas las personas que llegaban a mi perfil no se encontraban en el mismo punto.